jueves, 30 de octubre de 2008

Spiritualized en La Trastienda

La vuelta a los estudios de Spiritualized fue una de las buenas novedades de este año. El disco “Songs in A&E” es de lo mejor que se haya podido escuchar en lo que va de 2008, y si no fuera por aquel deslumbrante “Ladies and gentlemans we are floating in space” de 1997, sería considerado de lo mejor de su carrera. Profundizando con la línea iniciada con “Let it come down”(2001) y continuada con matices más eléctricos por “Amazin grace” (2003); la incorporación de elementos soul y gospel, entrega a la banda de Jason Pierce un componente de espiritualidad que la revela como hipnótica y emocional. La extraña enfermedad que tuvo a Jason Pierce al borde de la muerte allá por el 2005 tiene su correlato en el disco, y la vida y la muerte recorren cada uno de los momentos del álbum. De hecho A & E son las iniciales con que se reconoce en Inglaterra a las salas de “ambulaces and emergencies”. La posibilidad de verlos en vivo en un muy buen momento de su carrera es un privilegio que me quería dar, y ya que no iba a poder ir a la primera fecha del Personal Fest en donde forman parte de la grilla junto a Jesus and Mary Chain y The Offspring, entre otros, el show en La Trastienda era el momento ideal para sacarme el gusto. Y no solo me saqué el gusto, si no que tuve la oportunidad de ver un show excelente, que entregó la mejor versión de la banda y que durante poco más dos horas, demostró que su versión en vivo mejora largamente lo grabado en los discos.
Ya desde el comienzo se pudo ver la dualidad por la que iba a transitar el show. La apertura con la fuerza de “Amazin Grace” y “You lie you cheat” contrastó con la calma psicodélica de “Shine a light”, una paseo por su primer y lejano trabajo “Lazer guided melodies” de 1992. Porque todo el recital transcurrió entre momentos eléctricos, y climas de tenue intimidad y ambiente casi cósmico. El repertorio se sostuvo fundamentalmente en el último trabajo, y tuvo en la voz de Pierce, engrandecida por la potencia de los coros femeninos, y el buen gusto de la guitarra de Doggen (delicioso con el slide) los detalles más importantes para destacar. Entre las interpretaciones más logradas, se pueden nombrar “Sweet talk”, “Cheapser”, “Baby I’just a fool” (con el sello de Dylan, y Jason Pierce por única vez en la noche con guitarra acústica), la oscuridad de “Death take your fiddle”, con un Doggen deslumbrante, y “Sittin’ on fire”. Spiritualized derrochó energía cuando correspondía hacerlo, mantuvo los climas sin aburrir en los momentos más tenues, y a pesar de su hermetismo (Jason Pierce jamás de dirigió al público en toda la noche, y ni siquiera se ubica de frente en el escenario, sino de perfil) supo conseguir una buena comunión con el público. El show fue extremadamente parejo, muchas de las canciones comenzaban suaves para terminar en crescendos sonoros en los cuales los coros de matriz gospel encontraban su clímax; y si bien estuvieron poca presencia las explosiones casi progresivas de los primeros discos, el show fue un buen muestrario de todas las facetas de la banda. Dos grandes momentos se vivieron cuando se sonaron “Soul of fire”, canción que si hubiese sido compuesta por los hermanos Gallagher estaría catalogada sin duda como uno de los mejores temas del año, y “Lades & gentlemans we are floating in space”, con cita final a “I can’t help falling in love with you”.
El final fue apoteósico. La trilogía “She kissed me” (de Amazin grace), “Come together” (de Ladies & gentlemans….) y “Take me to the other side” (clásico de 1987 de la banda anterior de Jason Pierce, Spacemen 3) fue una demoledora explosión sonora y visual, cargada de energía y distorsión. Un auténtico apocalipsis eléctrico que por más de quince minutos atronó los oídos del público, mientras la iluminación disparaba flashes, engranajes y figuras de colores sobre el escenario. Fue un final extraordinario, en donde desparecieron todas las reminiscencias soul y folk, para devolver a Spiritualized a aquella psicodelia vibrante que los distinguió en la segunda mitad de los años ’90 y que quedara retratada en el disco en vivo en el Royal Albert Hall, en Octubre de 1997. Tan contundente fue ese final, que contrastó con los bises, ya que nadie había podido reponerse de semejante andanada. La excelente versión de “Lord can you hear me”, del disco “Let it come down” (otra vez brillante el slide), y el característico cierre con el tradicional del gospel “Oh happy day”, no resultaron bálsamo suficiente para lo que había sucedido unos pocos minutos antes.
Es de esperar que en el reducido set del Viernes 31, en el día 1 del Personal Fest puedan repetir algo de lo que se vivió anoche en La Trastienda. Así que si alguien está dudando, desde ya está recomendado. Y más aún cuando además estará tocando Jesús and Mary Chain, la cita se torna imperdible.